Cuando uno cree que los niveles de decepción y desengaño hacia la política no pueden ir a más, llega una campaña electoral como la que acabamos de sufrir y compruebas que no, que como dicen en el Rey Lear: "aún no está ocurriendo lo peor cuando pensamos que esto es lo peor".
Ha sido bochornoso comprobar cómo, mientras el interés por el medio ambiente empieza a calar hondo en la conciencia ciudadana y la sociedad se moviliza a favor del planeta y contra el cambio climático, los políticos continúan sin prestarle atención al tema en los debates electorales. Acaso algún leve intento, siquiera una cita, pero nada de compromisos firmes: miseria y compañía.
Me gustaría saber qué tipo de asesores de campaña han aconsejado a los líderes políticos a los que hoy estamos votando. Dónde aparcaron el ovni. De qué mundo vienen quienes les aconsejaron que de medio ambiente nada. Quienes no incluyeron el tema en sus discursos y les sugirieron que lo evitaran en los mitines porque, total, eso del cambio climático no le interesa a nadie.
¿Es que no ven, no escuchan, no sienten a la gente? ¿Es que no se dan cuenta de que aquella lejana ola de conciencia ambiental a la que no prestaron mayor atención se ha convertido en un auténtico tsunami de movilización social a favor del planeta, de la vida, del futuro?
Las movilizaciones que se están produciendo en todo el mundo no pueden ser catalogadas de revolución, todavía. Pero la próxima revolución va a ser la ecológica.
Los millones de jóvenes que se han echado a la calle para asumir el liderazgo de la sociedad al margen de los políticos lo tienen claro: no van a permitir que nadie que aspire a gobernarles lo haga sin declarar antes su lealtad al planeta y su firme compromiso con el cuidado y la mejora del medio ambiente.
Los que hoy elegimos serán los últimos líderes políticos que se permitan el lujo de concurrir a unas elecciones sin presentarnos unas propuestas de acción claras y concretas para eludir los peores escenarios hacia los que nos arrastra el cambio climático. Por eso confío en que ésta haya sido la última campaña sin medio ambiente.
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Ribera asegura que en otros países es "impensable" un debate electoral que no toque temas ambientales
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