La energía solar vuelve a brillar. España incrementó el año la instalación de la energía solar fotovoltaica, gracias a las expectativas que creó la eliminación del denominado impuesto al sol y la progresiva supresión de trabas burocráticas, propiciadas por el nuevo marco legal que supuso la llegada del gobierno socialista. Los efectos de los cambios legales empiezan a ser apreciados. En el 2018 la potencia instalada aumentó un 94% con respecto a 2017. Pero hay camino por recorrer. En Alemania las cifras fueron once veces superiores.
En 2018 en España se instalaron 261,7 MW, una cantidad muy por detrás de las de otros países europeos.
En Alemania se crearon 3 GW, en Turquía 1,64 GW y en Holanda 1,5 GW.
El ranking de los cinco países mayor potencia fotovoltaica instalada fueron China (44 GW), 10.6 GW (EE.UU.), India (8.3 GW), Japón (6.6 GW) y Australia (5.3 GW).
Pero pese a todo, en los últimos tres años, la energía solar fotovoltaica vuelve a tener un crecimiento notable y destacado.
En el 2018 la potencia instalada aumentó un 94% con respecto a 2017 (pasó de 135 MW a 261,7 MW). La cifra asciende a un 145% si se compara con la del 2016 (cuando se pasó de instalar 55 MW a 135 MW).
La tendencia al alza es clara y los datos permiten albergar grandes esperanzas.
Las expectativas son muy positivas atendiendo también al Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) para el período 2021-2030, que prevé la instalación de un promedio de 3 GW de nueva potencia fotovoltaica al año desde 2021, para llegar a un total de 28.000 MW de nueva potencia fotovoltaica instalada.
Todo ello supondrá una inversión de 28.000 millones de euros.