El impacto ambiental de las energías renovables es significativamente menor que el de cualquier otra fuente de energía, aunque puede mitigarse con la adopción de prácticas más sostenibles a las actuales. Es la conclusión principal del 'Informe de Sostenibilidad y Energías Renovables' que acaba de publicar la Red de Política de Energías Renovables para el Siglo XXI -más conocida por su acrónimo, REN21-, un documento que analiza los impactos y beneficios de las energías limpias e identifica las mejores prácticas para paliar los posibles impactos negativos de la transición energética.
El documento publicado por REN 21 señala que en la mayoría de los escenarios de transición energética, "la expansión de la energía solar fotovoltaica y la energía eólica representa una proporción menor del aumento proyectado en la demanda de materiales". Esto se explica porque la mayor parte de ese incremento está representado por "las redes eléctricas y el almacenamiento en baterías, especialmente para los vehículos eléctricos", que los autores del informe consideran, por otra parte, "esenciales" para "una transición energética sistémica".
Los posibles impactos ambientales asociados con las energías renovables varían ampliamente según la tecnología, señala el análisis. Estos se pueden clasificar en cuatro categorías cruciales: uso de la tierra, uso del agua, contaminación y emisiones de gases de efecto invernadero, y biodiversidad. A continuación ponemos en perspectiva algunos de los impactos de la fotovoltaica -puesta recientemente en entredicho por el expresidente Felipe González-, aunque el informe de REN21 incluye muchos otros.