Tengo un buen amigo que siempre me dice que nos hemos convertido en
auténticos esclavos o yonkies del petróleo, y la verdad es que no es
para menos.
Según datos del Eurostat nuestra dependencia energética de España llegó hasta
el 73,4% en el año 2014, un 38% más que la media de la Unión Europea;
unas importaciones de combustibles fósiles que según los cálculos de
APPA, supusieron un coste para el país, de más de 38.000 millones de
Euros…. un auténtico drama se mire por donde se mire.
Importaciones que si las comparamos con algunos datos macroeconómicos
nos permiten tomar conciencia real de la magnitud de la cuestión:
- En 2014, España registró un déficit en su Balanza Comercial de 25.318 millones de €, un 2,39% de su PIB.
- Estas importaciones supusieron nada más y nada menos que el 3,6% del PIB de España, que durante el año 2014 ascendió hasta 1.058.468 millones de €.
- El déficit tarifario que arrastra el sistema eléctrico español supera a día de hoy los 25.000 millones de €.
Es obvio pues, que si lográramos liberarnos de nuestra dependencia
energética, podríamos equilibrar nuestra balanza comercial a la vez que
incrementar nuestro PIB y solucionar de una vez por todas, este fenómeno
paranormal que es el déficit de tarifa y que a la postre, y
paradójicamente ha servido para abanderar el ataque del Gobierno español
hacia las energías renovables.
Resumiendo que tal y como dice mi amigo, nos estamos dejando miles de
millones de € cada año, chutándonos petróleo y derivados en nuestras
venas, en lugar de apostar de una vez por todas por un cambio de modelo
energético real que nos permitirá ahorrar y ser más libres como
individuos y como país.