La comisión Europea envía una dura carta al ministerio de energía español exigiendo explicaciones por lo que es, posiblemente, el mayor y más ridículo contrasentido en la historia reciente de la política española: las trabas, barreras e impuestos al autoconsumo eléctrico.
Basta sobrevolar cualquier país europeo, prácticamente todos ellos con tasas de insolación sensiblemente inferiores a la española, para darse cuenta de lo absurdo de la situación: mientras en países como Francia, Alemania, Suiza u Holanda se ven paneles solares en los tejados de muchísimas las casas, en España, donde tendría todo el sentido del mundo que existiesen, es prácticamente imposible encontrarlos.
La razón es un conjunto de medidas destinadas a generar un clima que desincentive las energías alternativas. Si en España pretendes instalar unas simples placas solares y un acumulador, te encontrarás en un limbo absurdo de medidas, de impuestos y de normas que el gobierno actual afirma que no elimina porque “se dejarían de recaudar 162 millones de euros anuales vía impuestos”.
Genial, Mariano. Como en su momento “dictamos una resolución arbitraria en un asunto administrativo o judicial a sabiendas de que dicha resolución era injusta”, ahora lo mantenemos para seguir ingresando impuestos.
El futuro de la energía es la generación distribuida. Quien lo niegue, o es un ignorante, o es un sinvergüenza. Y de unos y de otros, desgraciadamente, está el parlamento lleno.