Según un informe realizado por la agencia científica nacional de Australia, CSIRO, y Energy Networks Australia (), el sistema eléctrico del país está apoyando una nueva economía y un nuevo estilo de vida. Y por ello lo quiere cambiar a una escala sin precedentes, con una transformación impulsada por los propios clientes, para que se adopten nuevas medidas en el uso y apoyo energético al cambio climático.
Para ello, los australianos están realizando muchos tejados solares y almacenamientos de electricidad, estimándose que los clientes (no las eléctricas) realizarán inversiones por más de 200 mil millones de dólares en este tipo de instalaciones hasta el 2050 (con un objetivo de 29 GW fotovoltaicos, y 34 GWh de capacidad de almacenamiento en baterías para 2027). La idea es un futuro conectado, con intercambios multilaterales de energía, tanto de información como de valor, con una optimización que permitirá inversiones en las redes eléctricas, al mismo tiempo que se apoya la creación de una plataforma de redes eléctricas más inteligentes.
Haciendo un paralelismo con España y las renovables, parecería bueno que los políticos estuvieran más al tanto de lo que ocurre en otros países, aunque sean tan lejanos como Australia, y extraigan conclusiones de lo que se podría aplicar aquí en los horizontes de 2030 o 2050, cuando podríamos estar ya sin energía nuclear y necesitemos la generación distribuida, las redes inteligentes y el autoconsumo.