El Chery eQ cuesta en Shanghai 60.000 yuanes, el equivalente aproximado a algo menos de 8.200 euros con las ayudas incluidas. Sin estas subvenciones, costaría unos 100.000 yuanes, es decir, ya más de 13.600 euros. General Motors, por ejemplo, acaba de presentar en el Salón de Detroit su nuevo Chevrolet Bolt, que cuesta unos 30.000 dólares tras un crédito federal incluido de 7.500 dólares.
“Los coches eléctricos son muy baratos en China, te hace falta poco dinero para comprar uno. Si sólo necesitas un coche para ir a trabajar o moverte por ciudad, con su uso de algo menos de 100 km de autonomía ya va bien”, señala a Reuters Xie Chao, trabajador de una empresa de productos químicos de Shanghai. Xie asegura haber comprado tres coches eléctricos desde 2015: un Anhui Jianghuai Automobile iEV4, un BAIC EV160 y un Geely Emgrand EV, uno para usar él, otros para su esposa y otro que alquila. Sí, como lo lees.
Según Zhang Dawei, director general del distribuidor EVBuy, “la mayoría de coches eléctricos chinos tienen unas especificaciones similares, por lo que el precio es el factor decisivo”. El eQ ya comentado ha sido el más vendido en los últimos meses, “con una calidad decente a un precio muy bajo”, asegura. “Se trata de herramientas de transporte. Son puramente movilidad, no para presumir, ni equipar la última tecnología”, concluye.
Algunos analistas del mercado asiático también apuntan como factor de este boom que muchos habitantes de las grandes ciudades chinas optan por estos coches para obtener fácilmente una placa de matrícula. Y es que hasta media docena de las ciudades más grandes de China controlan ya estrictamente las matrículas de los coches de gasolina, mientras que conceden libremente placas de los coches eléctricos.
Ahora todos los analistas esperan que, poco a poco, estos nuevos fabricantes chinos se expandan por todo el mundo, una vez consolidado su volumen de negocio.