La Unión Europea lo tiene claro. La rehabilitación energética de los edificios existentes es una opción “beneficiosa para todos”, un win-win para la economía del Viejo Continente en su conjunto. Así lo dice el último informe publicado “Energy Renovation: The Trump Card for the New Start for Europe”.
Y no solo por lo que supone en ahorro de energía, sino por su importancia para el sector de la construcción. Solo en 2011, más de 11 millones de personas trabajaban directamente en este sector, cinco veces más que en el sector energético (gas, electricidad y calor). La construcción era responsable del 7% del PIB de la UE.
Por todo ello, Europa quiere un plan común para todos los países miembros que necesita de una estructura de gobernanza clara, coherente y descentralizada con responsabilidades bien definidas. Se necesitaría crear un sistema que dé prioridad a la mejora de la eficiencia energética de los edificios primero y que después monitoree el progreso.
Un plan que debe basarse en los objetivos de la UE 2020 relacionados con la lucha contra el cambio climático, la energía, el crecimiento, el empleo y las políticas de cohesión. La transparencia desde la Administración Pública y los datos sobre los costes para la rehabilitación y renovación deberán ser fundamentales y para ello, se utilizarían portales-web de código abierto accesibles a todos los agentes del mercado.
Como esa fuerte inversión no podría salir del bolsillo de los ciudadanos, el informe sugiere que se echaría mano de los fondos de cohesión y de los fondos nacionales existentes. Pero no solo. Podría complementarse y maximizarse con subvenciones a préstamos preferenciales que combinen fondos públicos y privados para apoyar la renovación energética de las PYME.