Investigadores del Centro de Nanotecnología Autorizado para el Tratamiento de Agua (NEWT) de la Universidad Rice, en Texas, han puesto un poco de luz sobre el desarrollo de un método que emplea la energía solar para convertir el agua salada en agua potable fresca, combinando tecnología de destilación por membranas y recolección de luz a escala nanométrica.
El trabajo, que se publica en la revista PNAS, señala que las más de 18.000 plantas de desalinización existentes en 150 países podrían en un futuro aplicar el nuevo método de desalinización solar directa y beneficiar así a las 1.000 millones de personas que carecen de acceso al agua potable. Qilin Li, autora del estudio, añade que esta tecnología es capaz de proporcionar “suficiente agua limpia para el uso de las familias y puede ampliarse para proporcionar agua a comunidades más grandes”.