10 sept 2017

El verano que tuvimos que creernos el calentamiento global


A mediados del pasado agosto, la principal agencia de información sobre ciencias atmosféricas, oceánicas e hidrológicas en los EEUU publicó su informe anual sobre el Estado del Clima. Estaba firmado por más de medio millón de científicos de instituciones de todo el planeta. Se podría resumir en una frase: ha sido el año más caliente jamás registrado, con una incidencia inusual de ciclones tropicales (93), sequías cada vez más largas y un descenso del hielo antártico y cada año que le siga será peor.


Si la intención de la Sociedad Meteorológica Americana era convencer al presidente de que no cumpliera su amenaza de sacar a EEUU del Acuerdo de París, podemos decir que Dios ha bajado a ayudarles. En las dos semanas que han pasado desde su publicación, EEUU ha sufrido una ola bíblica de huracanes, tormentas tropicales, inundaciones, sequías e incendios sin precedentes.


  • El huracán Irma arrasa el Caribe en su camino hacia Florida, seguido por dos huracanes más.
  • Africa y el sur de Asia se debaten entre las lluvias torrenciales y una monstruosa sequía.
  • La ola de huracanes, incendios, sequías y devastación de las últimas tres semanas es un desastre humanitario y ecológico del que estábamos muy advertidos, pero no nos lo quisimos creer del todo.