El impulso de la transición energética está provocando una serie de cambios en el sistema energético de algunos países. Uno es la llamada curva de pato. El hecho de añadir una batería a una instalación fotovoltaica ayuda a solucionar este desequilibrio y, a la vez, aprovechar al máximo el potencial energético de los paneles solares.
“Entre las lecciones que se pueden aprender del caso de California, la primera es que los autoconsumidores (o prosumidores) traten de que la cantidad de energía producida esté en línea con la energía que necesitan. Y no instalen autoconsumos con potencias muy superiores a esas necesidades. O, en su defecto, que tengan la capacidad de almacenarla en una batería”,
“De esta manera flexibilizamos nuestro consumo y aportamos eficiencia al sistema. Porque, en caso de que produzcamos más energía de la que realmente necesitamos durante el día, es probable que no exista demanda suficiente para consumirla. Por el contrario, si no almacenamos la energía generada durante el día, no podremos satisfacer la demanda que tendremos por la noche. Es el llamado ciclo de carga y descarga de las baterías”.
¿Qué se consigue con las baterías?
Añadiendo baterías inteligentes de almacenamiento se logra:
• Favorecer que la demanda sea más flexible.
• Almacenar energía durante las horas de generación con menores precios para su uso posterior cuando la demanda aumenta, es decir, por la noche.
• Maximizar el valor de la energía producida por la instalación de autoconsumo.
• Evitar el consumo de la red en aquellas horas en que el precio de la energía es más alto.
• Ayudar en el equilibrio de la oferta y la demanda de energía en la red eléctrica.
• Minimizar la curva de pato.
• Fomentar en el sistema la integración de energías renovables.