En un espacio de tiempo relativamente corto, varias grandes compañías de las conocidas como hyperscalers, las que son capaces de proporcionar y agregar recursos de memoria, de red y de almacenamiento sin inconvenientes a escalas enormes, han anunciado la próxima instalación de data centers en España, algo que está posicionando al país como un destino ideal y preferente para ese tipo de infraestructuras.
Amazon ha concretado unos planes largamente anunciados para establecer una nueva región de AWS en España que se concretan en inversiones de 17,000 millones de dólares en tres data centers en Aragón, mientras Microsoft opta por la misma comunidad autónoma e invierte 7,160 millones, y Meta obtiene licencia para la construcción de otro data center en Talavera de la Reina, con una inversión de 1,000 millones de dólares.
Antes de lanzar cohetes, es bueno poner las cosas en contexto: por muchos anuncios que veamos ahora, España no está en absoluto en la lista de países con más data centers del mundo, dominada con enorme diferencia por los Estados Unidos, con 5,381, seguida por Alemania con 521, Reino Unido con 514 o China con 449. Pero dado que la insaciable demanda de nuestras sociedades cada vez más digitales continúa creciendo de manera imparable y eso conlleva que se construye un data center aproximadamente cada tres días, hablamos de un panorama rápidamente cambiante, y un buen posicionamiento para la canalización de esa inversión puede ser un activo muy interesante.
Pero un factor lo hace todavía más interesante: la disponibilidad de abundante energía renovable de que dispone España.
Aunque los data centers actuales consumen cada vez menos energía, tienden a optar en la medida de lo posible por electricidad renovable por una cuestión no solo de sostenibilidad sino también, fundamentalmente, de precio. Y las renovables son algo para lo que España tiene unas características especialmente idóneas y por lo que parece que se está haciendo, finalmente, una apuesta seria. El país aspira a que las energías renovables representen el 74% de la combinación energética para 2030, y busca ser neutral en carbono para el año 2050, lo que potencialmente convertiría a España en una de las regiones más limpias y con menor intensidad de carbono de toda Europa.