La recarga de un vehículo eléctrico no presenta mayores
complicaciones que la de un ordenador portátil: se enchufa el coche a
un punto de alimentación y comienza a cargarse. Sin embargo, hay
diversos aspectos que conviene tener en cuenta. Por ejemplo, el mejor precio
se conseguirá conectando el modelo por la noche en casa, aprovechando
las tarifas nocturnas, que son las más económicas y permiten obtener la
energía necesaria para recorrer 100 kilómetros por apenas 1,5 euros.
Por
el contrario, si lo que se busca es la mayor rapidez,
resulta más recomendable apostar por un poste de alta potencia, que
suelen ubicarse en la vía pública y en recintos comerciales, siendo
capaces algunos de rellenar las pilas al 80% en 20 minutos.
Si queremos recargar, por ejemplo, las baterías de un Nissan LEAF,
en su variante de 24 kWh, la operación podría llevar más de 12 horas
para llenarlo del 0 al 100% (tiempo real, contando pérdidas) a 10
amperios, o algo menos de ocho horas a 16 amperios. Pero, como la franja
de carga más normal es del 20% al 100%, los tiempos se reducirían a unas 9,5
horas y 6,5 horas, respectivamente.
Para acortar los tiempos, la mayoría de fabricantes ofrecen cargadores especiales o Wallbox, que, aparte de funcionar siempre a 16 amperios, ofrecen una carga más estable y de mayor eficacia
que suele ayudar a reducir el tiempo de carga, de media, de 20 a 40
minutos. Según modelos, el precio medio va de 800 a 1.200 euros, y las
empresas especializadas se ocupan de su instalación y puesta en marcha.
Estos Wallbox sirven para viviendas unifamiliares y también para plazas
de aparcamiento en garajes comunitarios: el usuario pone un contador
individual para que la facturación corra a su cuenta y no a la de la
comunidad. Además, el personal cualificado comprobará también la
preparación de la vivienda, por si se precisaran equipos o trabajos adicionales.