Todo indica que una de las variables que en el futuro separará a los
países avanzados de los que no lo son será su autosuficiencia a la hora
de generar energías limpias. Si sigues creyendo que las energías
renovables son insignificantes, irregulares o demasiado caras, es posible que debas volver a leer en fuentes serias sobre esos mitos.
En un año, el coste de explotación de las plantas de energía solar se ha
rebajado a la mitad, un hito histórico que no habíamos vivido en toda
la historia de la generación energética. El sol es ya la fuente de energía más barata que existe en el planeta, y se preven nuevos descensos. Vivimos una revolución de la generación de energía solar que está comenzando por aquellos países con irradiación elevada,
pero que pronto alcanzará a todo el planeta. Unido a la democratización
del acceso a la información sobre los patrones de consumo, se esperan fuertes patrones de disrupción en el mercado energético a corto y medio plazo.
Hemos llegado al punto en el que lo que claramente necesitamos es, como el porpio Elon Musk afirma, una revolución contra la industria de los combustibles fósiles, que todavía impacta de manera radical muchas de las decisiones políticas en un número aún muy elevado de países.
Es el momento de pasar de la conversación de barra de bar, de las
anécdotas de tiempos pasados y de las afirmaciones radicales basadas en
el desconocimiento, a planteamientos reales en función de la evolución
tecnológica y de las posibilidades probadas que las energías renovables
tienen de cara al futuro. En el panorama energético, los elementos que
conforman la disrupción, desde un punto de vista puramente tecnológico,
ya están aquí, y ya se han acabado las excusas. Solo hace falta decisión
y voluntad para ponerlos en marcha.