27 dic 2017

Los ganaderos canarios se vuelcan con las renovables

La apuesta por la energía fotovoltaica y minieólica ha abierto grandes posibilidades de crecimiento en explotaciones caprinas y vacunas de Canarias gracias al desarrollo de tecnología que permite el autoabastecimiento con el consiguiente abaratamiento de costes y la reducción de emisiones de CO2 a la atmósfera. El hecho también de que en las Islas Canarias el autoconsumo energético esté exento del impuesto al Sol está favoreciendo la expansión de la energía solar fotovoltaica en el sector ganadero.

La delegación en Las Palmas de Gran Canaria de la empresa Cambio Energético, ha llevado a cabo en los últimos meses algunas de las mayores instalaciones aisladas en granjas. El trabajo se ha centrado en una explotación caprina en Tenerife, propiedad de Andrés Vera; una granja ganadera en el sur de Fuerteventura perteneciente a Teresa Hernández; una explotación de quesos artesanales Lomo Blanco de los hermanos Teodoro Celestino Peña y Pedro Celestino Peña; y otros dos negocios ganaderos en la isla de Gran Canaria, uno caprino y otro vacuno, del empresario Luis Naranjo, que han decidido prescindir de combustibles fósiles como el gasoil, más caro y contaminante, y reducir el consumo eléctrico de forma significativa.
 
Los hermanos Teodoro Celestino Peña y Pedro Celestino Peña disponen en su granja caprina de Betancuria (Fuerteventura), fabricante de los quesos artesanales Lomo Blanco, de la mayor planta solar de Canarias para autoabastecimiento de energía. Además del dispositivo de 120 placas solares que instalaron hace un año, han instalado recientemente un miniaerogenerador de 5.000W de la marca Bornay para optimizar y mejorar la explotación. “Calculamos que nos hemos ahorrado en el último año más de 20.000 euros apostando por una energía no contaminante. Llevar la electricidad a mi granja costaba más de 100.000 euros y decidí invertir en energía limpia, consciente de que los recursos de Fuerteventura son el sol y el viento, y el petróleo tiene sello de caducidad”, argumenta Teodoro Celestino Peña.