“El mundo se ha comprometido en Nairobi a acabar con la contaminación, en una de las conclusiones de la Asamblea de la ONU para el Medio Ambiente”. “Si se cumplen todas las promesas hechas en esta la cumbre y alrededor de ella, 1.490 millones más de personas respirarán aire puro, 480,000 km (o aproximadamente 30%) de las costas del mundo estarán limpias y se dispondrá de 18.600 millones de dólares más para la investigación y el desarrollo, y programas innovadores contra la contaminación”.
El problema es que esta Asamblea de la ONU es que, como estaba previsto desde su convocatoria, solo ha incluido declaraciones de intenciones y promesas genéricas; sin compromisos ni obligaciones concretas para llevar a la práctica estas propuestas de mejora. Así queda de manifiesto en la Declaración ministerial aprobada en esta reunión de la Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente, con el título de “Hacia un planeta sin contaminación” (descargar el texto íntegro en castellano).
La actual revolución energética y la movilización y sensibilización cada vez mayores en torno al clima
suponen un cambio radical, Gracias al rápido abaratamiento de la energía procedente de fuentes
renovables, como la energía eólica y la solar, los primeros países que sustituyan los combustibles fósiles
serán los que obtengan más beneficios económicos y ambientales. Estos países disfrutarán de unas
redes de transporte más rápidas y de más calidad y de unas redes de suministro eléctrico más flexibles.
La electrificación del transporte representa una oportunidad de luchar contra el cambio climático y frenar
la contaminación atmosférica, en especial en las ciudades de crecimiento rápido, y ayudará a conjurar
una de las mayores amenazas para la salud pública.