A nadie se le escapa ya que el futuro del automóvil es eléctrico, los fabricantes han emprendido el camino de la electrificación del parque móvil. Esto supone una importante reducción de gases de efecto invernadero al sustituir la combustión de sus motores por la electrificación, pero aumenta la demanda de energía eléctrica.
Como se detalla en el Estudio técnico de viabilidad de escenarios de generación eléctrica en el medio plazo en España los vehículos eléctricos pueden contribuir a gestionar mejor la demanda eléctrica en la medida que se incentive su carga inteligente, con políticas de precio, cuando el resto de demanda eléctrica es inferior a la generación renovable disponible.
En este estudio, para 2025, se ha supuesto una flota de 500.000 vehículos eléctricos, que tendría un consumo aproximado de 1,5 TWh (0,6% de la demanda de referencia del 2015). Este consumo corresponde a una hipótesis de movilidad de 40 km diarios por vehículo y un consumo energético de 0,2 kWh/km y la mitad de ellos haría su carga de manera inteligente.
Según los cálculos del estudio para 2030, se considera un aumento del número de vehículos a 1.500.000, lo que representaría una demanda eléctrica de aproximadamente 5 TWh. Estos niveles de penetración de vehículos eléctricos están en línea con niveles esperados por (BNEF 2017). La sustitución de un millón de vehículos convencionales por vehículos eléctricos podría suponer, en términos medios y aproximados, una reducción anual de 3 MtCO2.