Un calendario para el abandono de
todas las energías sucias y su sustitución
por energías renovables, de forma
que las centrales nucleares se cierren
a medida que vayan finalizando sus
actuales licencias de explotación y se
establezca el año 2025 como fecha
límite para el cierre de las centrales térmicas
de carbón.
La eliminación de todas las subvenciones
a las energías sucias e ineficientes,
e internalización de los costes externos.
Establecer un marco jurídico definido,
previsible y estable para las energías
renovables y la eficiencia energética,
para hacer atractivas las inversiones
y asegurar el cumplimiento de los
objetivos.
Introducción de medidas que favorezcan
un sistema energético más
eficiente e inteligente. Con un sistema
de transporte de energía que facilite
la flexibilidad y el dinamismo de la
energía: redes eléctricas inteligentes, sistemas de movilidad inteligentes,
edificios inteligentes, etc. Pero además
de los aspectos técnicos necesitamos
políticas energéticas y económicas
que favorezca esa eficiencia.
Que se reconozca el pleno derecho de
la ciudadanía a participar en la transición
energética empezando por los
mercados energéticos (ofreciendo servicios
de gestión de la demanda para
regulación, almacenamiento y ahorro
energético) y consagrando el derecho
al autoconsumo de energía limpia sin
trabas administrativas innecesarias o
multas desproporcionadas, pudiendo
producir, consumir, acumular e intercambiar
a su justo valor y en libertad
energía renovable tanto de forma particular,
empresarial como colectiva.
Incentivar la eficiencia y el ahorro es
esencial para la mejoría de cualquier
escenario. Es fundamental un cambio
profundo en el consumo energético.
Los escenarios propuestos podrían
ser todavía mejores si se añade a la
gestión de la demanda, al almacenamiento
y a la eficiencia una reducción
en el consumo energético todavía mayor
en todos los sectores.