El Ayuntamiento de Barcelona se une a las grandes capitales europeas que quieren transformar las ciudades en un lugar mucho más sano y amable para sus habitantes. Y la fecha que ha fijado para conseguirlo es el año 2024. Hace unos días presentó su estrategia de movilidad eléctrica en la que se propone incrementar de manera progresiva el parque de vehículos eléctricos privados de los 1.057 matriculados actualmente a 24.000, lo que supone pasar de un 0,1% a un 4%, seguir un proceso similar en el caso de las motos, aumentar la flota municipal de eléctricos (1.500 vehículos de limpieza y recogida de residuos, ciclo del agua, alumbrado y la empresa asociada BSM) hasta un 80% y disponer de 100 autobuses eléctricos (por el momento cuenta solo con cuatro). También en 2024 dejarán de homologarse taxis que no sean eléctricos.
En su “Estrategia para la Movilidad Eléctrica 2018-2024”, incluye una batería de medidas para conseguirlo. Hay puntos que ya se están incorporando en otras ciudades europeas para fomentar e incentivar la movilidad sostenible.
Todas estas medidas son consecuencia del Plan de Movilidad Urbana que Barcelona aprobó años atrás y que busca un modelo de movilidad sostenible y respetuoso con el medio ambiente, con beneficios como la disminución de la contaminación atmosférica y acústica, la reducción de la dependencia de los combustibles derivados del petróleo y el impulso de las energías renovables.