Si bien todo empezó con pequeñas redes eléctricas aisladas entre sí para alimentar empresas, pueblos o incluso calles, históricamente la red eléctrica siempre se ha gestionado de forma centralizada. Es decir, transportando la electricidad desde centrales convencionales de gran tamaño hasta los consumidores, en un proceso que se conoce como generación, transporte, distribución y consumo. Sin embargo, en los últimos años, y gracias a la irrupción de las energías renovables (principalmente la solar), esa tendencia histórica está cambiando. Ahora, cada vez es más habitual ver instalaciones de generación situadas cerca de los puntos de consumo (o incluso dentro de los propios puntos de consumo).
Este tipo de instalaciones, denominadas como generación distribuida, están copadas casi al 100% por la tecnología solar fotovoltaica, que gracias a su modularidad y escalabilidad es válida para prácticamente cualquier tamaño de instalación, desde un pequeño cargador para móvil hasta una gigantesca planta con la potencia (no confundir con energía) de una central nuclear.
El auge y la promoción de la generación distribuida siempre se ha justificado en los beneficios que ofrece tanto a nivel de red eléctrica como económicos y medioambientales:
- Beneficios en la red eléctrica. Aquí, donde más hincapié se hace es en la reducción de pérdidas en la red.
- Beneficios económicos. A la generación distribuida se le atribuye la capacidad de reducir el precio del mercado mayorista de electricidad
- Beneficios medioambientales. Aquí podemos enumerar todos los inherentes a las energías renovables como la reducción de emisiones de CO2 y otros gases contaminantesTodo esto ha hecho que la generación distribuida haya sido uno de los pilares sobre los que se ha apoyado la transición energética en muchos países, que han promovido con políticas públicas este tipo de instalaciones.
En España ya se ha legislado la posibilidad de recibir una compensación por los excendentes vertido a la red, pero el sistema todavía no está activo.
La generación distribuida está llamada a tener un papel importante en los sistemas eléctricos del futuro. La propia Agencia Internacional de la Energía prevé que se alcancen los 100 millones de hogares con paneles fotovoltaicos en el techo en los próximos cinco años. Además, la reducción de precio y la popularización de los sistemas de las baterías domésticas harán todavía más atractivas este tipo de instalaciones, acercándonos al momento donde generar tu propia electricidad será más barato que comprarla de la red.