La energía solar es el rey de las tecnologías bajas en carbono. Su competitividad recién descubierta hace que la energía solar sea fundamental para la descarbonización de los mercados de energía y, con el tiempo, puede impulsar el hidrógeno verde hacia sectores difíciles de abatir.
Y la razón no es otra, como apunta Simon Flores, presidente y analista jefe de Wood Mackenzie, que su competitividad. Es Los costos solares han caído en un 90% este siglo, la mayor parte en la última década. Casi toda la capacidad instalada hasta ahora ha sido respaldada por tarifas de alimentación y acuerdos de compra de energía subsidiados por los gobiernos, en muchos casos, para que las energías renovables despeguen. Las garantías atrajeron al capital, que entregó la ampliación. Todo eso condujo a una fuerte reducción de costos.
El abaratamiento ha sido tan importante que se ha llegado al punto en 2021 en el que, sin subsidios, la energía solar es más barata que cualquier otra tecnología en numerosos países. La energía solar dominará la nueva capacidad de energía a medida que el mundo se electrifique con hasta 8.000 GW para 2050, como recoge el escenario de transición energética 2 (el de 2 grados centígrados).
Wood Mackenzie pronostica que los costes seguirán cayendo entre el 15% y el 25% durante los próximos 10 años a partir de una serie de innovaciones tecnológicas, entre las que destacan dos: los módulos bi-faciales, que permiten la generación de electricidad en ambos lados del panel, podrían generar ganancias de eficiencia de hasta un 15%; y aumentar el tamaño de la oblea en el módulo de los 158 mm que se utilizan actualmente a 210 mm podría duplicar la potencia nominal.
Además, a la energía solar se le abre otra oportunidad más con el hidrógeno verde. Las próximas dos décadas se centran en los mercados de energía, pero el hidrógeno verde promete una segunda ola de crecimiento potencial de la energía solar a mediados de la década de 2030. El hidrógeno verde jugará un papel importante en la transición como una solución de flexibilidad de red y almacenamiento de larga duración. Hay muchos obstáculos antes de que el hidrógeno pueda llenar ese vacío; no menos importante, armonizar la oferta renovable variable. Si sucede, abrirá nuevas fuentes de ingresos para los propietarios de activos solares que vendan el exceso de hidrógeno a clientes industriales en sectores difíciles de reducir.
“La oportunidad va más allá del mercado nacional porque el hidrógeno es transportable en forma líquida. Los países de alta irradiación utilizarán la energía solar para alimentar la electrólisis y exportar el hidrógeno o sus derivados”, concluye Flores.