La Agencia Internacional de las Energías Renovables acaba de publicar un informe sobre los costes de generación de electricidad en parques eólicos y fotovoltaicos en el que señala que 163.000 de los 257.000 megavatios renovables instalados el año pasado ya han producido en 2021 electricidad a costes más bajos que los registrados en la más barata de las centrales térmicas de carbón en países del G20.
Según el informe Renewable Power Generation Costs in 2021, la creciente competitividad de las renovables -su cada vez más bajo coste de generación de electricidad en cada vez más regiones del mundo- está llamada a desempeñar un papel crítico (critical role) como aceleradora de una transición energética que debe conducir al mundo a cumplir con los objetivos climático-energéticos comprometidos en el Acuerdo de París. (+)
La Agencia Internacional de las Energías Renovables considera que la energía solar y la eólica, con sus plazos de instalación relativamente cortos, deben constituirse en las vigas maestras sobre las que todos los países (1) deben sostener sus esfuerzos de reducción de uso de los combustibles fósiles, reducción hacia la desconexión final total, y (2) deben limitar los perjuicios macroeconómicos que puedan ver la luz en la transición hacia el cero neto en CO2. Irena calcula que en los países no OCDE, los 109.000 megavatios de nueva potencia renovable instalada en 2021 cuyo coste de generación es menor al de la central térmica fósil más barata van a propiciar un ahorro de al menos 5.700 millones de euros al año durante los próximos 25-30 años.
La Agencia considera que los elevados precios tanto del carbón como del gas registrados en 2021 y 2022 van a deteriorar enormemente, ya lo están haciendo, la competitividad de los combustibles fósiles y van a hacer de la eólica y de la solar dos opciones cada vez más atractivas. Irena alerta en su informe por fin sobre la posibilidad de que el encarecimiento sin precedentes que está registrando el gas en Europa acabe convirtiendo la generación de electricidad con gas en el Viejo Continente en algo completamente antieconómico, lo que podría derivar en el varamiento de activos, que quedarían así inutilizados. Más aún: según la Agencia Internacional de las Energías Renovables el caso europeo muestra que tanto los costes del propio combustible (el gas natural) como los del CO2 podrían ser en el caso de las centrales de gas actualmente existentes entre cuatro y seis veces más elevados en 2022 que los costes durante la vida útil de la nueva potencia eólica terrestre y solar instalada en 2021. Entre enero y mayo de 2022, la generación de electricidad eólica y solar -estima Irena- puede haber ahorrado a Europa importaciones de combustibles fósiles, sobre todo de gas, por valor de no menos de 50.000 millones de dólares.