Sí, ya sé que la que tenemos es muy joven. Que la anterior, llamada “Impuesto al Sol” era mucho peor. Pero la actual norma ha heredado los valores microeconómicos de la anterior: Se fomenta el autoconsumo siempre que coincida la generación con el consumo, tanto en el sitio como en el momento que se genera. Y no estamos para seguir respetando esas reglas de juego a unas empresas que fuerzan las reglas de juego para multiplicar sus beneficios en estos momentos de precios desquiciados del gas, de la hidroelectricidad en el sistema marginalista de fijación de precios.
La prioridad ahora debería ser llenar los tejados de España de paneles fotovoltaicos que generen toda la electricidad que sea posible.
La Ley actual está bien pero, básicamente, solo para primeras viviendas. Hay millones de segundas viviendas o casas de campo que ni se plantean poner placas, pues no resulta rentable, aunque la vivienda se use 30-40 fines de semana y 30-40 días en verano. Pues estaría aprovechando una fracción de lo generado unos 120 días y vertiendo a la red lo generado los 250 días restantes (así como lo generado a horas sin consumo los 120 días anteriores). El exceso de consumo se paga a precio caro y el exceso de generación se vende a precio muy barato. No funciona.
Sí, ya sé que esto es el cuento de la lechera. Pero 5 GW de fotovoltaica de techo distribuida nos hubieran salvado de la mitad de esta crisis de precios (la mitad de las horas no hubiera hecho falta la entrada de gas). Facilitará la electrificación de la calefacción por bomba de calor en todas esas viviendas, que hoy queman gasoil o gas natural (ruso) y la penetración de los vehículos eléctricos, que consumirán electricidad solar en lugar del triple de energía fósil en forma de hidrocarburos importados del Golfo Pérsico. Y generando casi 100.000 empleos de calidad permanentes.