24 sept 2022

La energía ibérica, motor de Europa

Recientemente, los medios de comunicación anunciaban la puesta en funcionamiento del
mayor parque solar flotante en un embalse de Europa, ubicado en la región de Alqueva, Portugal.

Esta infraestructura, que cuenta con 12.000 paneles fotovoltaicos, abastecerá a más del 30% de la población de esta región del sur de nuestro vecino luso. Con una inversión – según las fuentes del sector- de más de seis millones de euros, destaca por su tecnología solar flotante y el concepto de hibridación, que permite combinar la energía solar con la hidroeléctrica.

Esta planta solar flotante sigue la línea de la estrategia de EDP de invertir en proyectos innovadores y renovables, logrando, así, ser 100% verdes en 2030.

Este hecho, por su innovación tecnológica, ha contado con el respaldo no solo de las autoridades lusas sino de relevantes actores internacionales como el del ‘World Economic Forum’.

Al tiempo, y en el contexto de la generación de un nuevo modelo energético para Europa, más necesario que nunca por la situación bélica que se desarrolla entre Rusia y Ucrania, la inmejorable posición ibérica en relación con la transformación y distribución de gas ha convertido a la piel de toro en un punto de enorme interés para el conjunto de Europa a fin de acabar cuanto antes con la dependencia del gas ruso, objetivo de la Unión Europea (UE) ante la escalada de precios de la energía y los combustibles fósiles por la guerra.

Entre las alternativas, España y Portugal tienen una posición estratégica para el suministro del gas que llega desde el norte de África: siete plantas de regasificación y almacenamiento, una en Portugal y seis en España, gestionan la regasificación de un 40% de la capacidad de almacenamiento de la Europa continental, aportando un sistema gasista de flexibilidad y reforzando la garantía de suministro del propio sistema de garantía energética.

El liderazgo ibérico en soluciones energéticas no se queda aquí. Recientemente, empresas españolas han realizado inversiones para transformar biomasa y residuos no reciclables en energía limpia, en consonancia con los planes de la Unión Europea para la transformación energética.

En definitiva, nos encontramos ante una oportunidad histórica de inversión en proyectos energéticos en la que se combinan, en un círculo virtuoso, la experiencia, eficiencia y capacidad de las empresas españolas del sector, que, con independencia de su formato o su tamaño, están reconocidas mundialmente entre las mejores del mundo, con un escenario totalmente atractivo en el país vecino para desarrollar proyectos en condiciones inmejorables de financiación y seguridad jurídica.