China es el país que más carbón consume del mundo, y en consecuencia el que más dióxido de carbono emite en la atmósfera. También es el mayor desarrollador de energías renovables. La eólica y la solar china han crecido tanto que el país ya no necesita gas natural para dejar el carbón.
China y el gas natural. China importa más gas natural licuado que ningún otro país del mundo, pero su participación en el mix energético se mantiene clavado en el 3% desde 2015. La eólica y la solar, en cambio, se han cuadruplicado, hasta superar el 16% en el mismo periodo. Mientras tanto, la participación del carbón ha caído del 70 al 61%.
Aunque China sigue aumentando su uso de carbón con la creciente demanda energética, las renovables están contribuyendo más que el gas natural a reducir su participación en la generación de energía.
Sin combustible de transición. El gas natural no será, por lo tanto, el combustible que ayude a China a abandonar el carbón, dice un informe de IEEFA. Las energías renovables están tomando ese papel antes de lo previsto y China, simplemente, no necesita un combustible de transición.
Es una cuestión de precios. Las renovables chinas a escala de servicio público son significativamente más baratas que el GNL importado, razón por la que el gobierno chino ha fomentado su uso, así como las exploraciones de petróleo y gas natural dentro del país.
China también apunta a reducir el uso de combustibles fósiles a menos del 20% para 2060, año en que espera alcanzar cero emisiones netas.
Algunos desafíos. No todo es enchufar paneles solares y aerogeneradores. Al igual que Estados Unidos y Europa, China está preocupada por la sobreproducción de sus renovables, especialmente la fotovoltaica, cuyo excedente no se aprovecha cuando deja de brillar el sol.
El rápido crecimiento ha causado un desajuste la oferta y la demanda, y China tiene que renovar sus redes eléctricas y capacidad de almacenamiento para estabilizar el suministro de energía renovable sin depender del carbón —ni de los combustibles de transición.