El avance de la tecnología, tanto en el consumo como en la producción de recursos, podría ahorrar a la economía mundial entre 900.000 millones y 1,6 billones de dólares (entre 845.000 millones y 1,5 billones de euros), según un estudio de McKinsey Global Institute (MGI).
Los cambios tecnológicos reducirán la intensidad energética (la cantidad de energía consumida por cada unidad de producto) y aumentarán su eficiencia, lo que elevará la productividad energética entre un 40 % y un 70 % en 2035.
El estudio señala que uno de los principales cambios se dará en el transporte -el sector que más petróleo consume- gracias a las mejoras en los motores y al progresivo uso de coches eléctricos y autónomos.
La bajada de la demanda del petróleo ahorrará entre 150.000 millones y 280.000 millones de dólares (entre 141.000 millones y 263.000 millones de euros).
El MGI prevé que las energías renovables serán más baratas y competitivas, lo que permitirá reducir el consumo de los combustibles fósiles.
Las renovables, incluidas la energía solar y la eólica, crecerán hasta un 36 % en 2035, según el estudio.
La demanda de petróleo, carbón térmico y mineral de hierro podría alcanzar un pico antes de 2035, según el escenario de aceleración tecnológica del informe.