Es solo uno de los mil datos que incluye el último «Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España», balance anual (de la actividad del sector de las EERR) que este año cumple nueve ediciones. Según ese Estudio, que ha sido presentado hoy por APPA, si el año pasado no hubiese habido energías renovables en España, nuestra economía habría tenido que emplear 6.000 millones de euros en importar los productos energéticos equivalentes. Las renovables cobraron el año pasado 5.360 millones de euros en primas.
En España, el Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente -que es una organización acreditada ante la Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente- publicó el pasado mes de julio un informe sobre los gases contaminantes emitidos por las centrales térmicas españolas que queman carbón. Pues bien, según ese informe, que se titula «Un oscuro panorama», y que recoge datos relativos a las emisiones registradas en 2014, los gases contaminantes emitidos por las 15 centrales térmicas españolas estudiadas, las 15 de carbón, “se pueden relacionar con 709 muertes prematuras, 459 altas hospitalarias por enfermedades cardiovasculares y respiratorias, 10.521 casos de síntomas de asma en niños asmáticos; 1.233 casos de bronquitis en niños y 387 casos de bronquitis crónica en adultos".
La radioactividad y el cambio climático -el CO2, el dióxido de azufre, el metano- perjudican seriamente la salud, como ya sabemos todos. Y que vuelen desde España 30.000 millones de euros al año en facturas energéticas con rumbo a naciones como Arabia Saudí -donde a las mujeres se les tiene prohibido conducir- o Níger, donde Boko Haram sigue atropellando derechos, también perjudica seriamente... la inteligencia.
El más grave problema de la economía nacional española es la dependencia, energética, esa que desequilibra la balanza comercial toda. Y la solución -barata y más saludable- tiene Marca España y dícese energías renovables: el Sol de Andalucía y el de las dos castillas, el cierzo de Aragón, la Tramontana, el viento de Levante, los bosques de Galicia, el marzo airoso y abril lluvioso, la chicharrera de julio y la solanera de agosto.