Este tren 100% eléctrico de 31 metros de largo, y capacidad para hasta 300 pasajeros repartidos en tres vagones, puede moverse a una velocidad de hasta 70 kilómetros por hora, y por supuesto sin emisiones. Es capaz de acceder a recargas rápidas durante la jornada, recuperando 24 kilómetros con apenas 10 minutos conectado. Algo que es posible sin apenas dañar la propia batería gracia a su composición formada por celdas de titanato de litio. Extremadamente resistentes a las altas potencias.
Sin duda lo más interesante de este concepto es que no necesita vías. El ART se mueve sobre unas líneas pintadas en las calles, asistido por cientos de sensores. El tren oruga ha sido descrito como un híbrido entre autobús y tranvía, y es 100 % propulsado por electricidad. Además gracias a sus sensores, y con ayuda de los elementos a instalar en la vía, podrá llegar a funcionar de forma totalmente autónoma.