El hidrógeno se ha convertido en el gas de moda en el sector de la energía. La estrategia de descarbonización de la UE y de los Gobiernos han dado alas a los planes de inversión de las empresas, especialmente de las gasistas, que ven en el hidrógeno una oportunidad para reconvertir el negocio tradicional y mantener tanto la actividad como las inversiones. El ejecutivo español ha aprobado la Hoja de Ruta del Hidrógeno hasta 2030, con 8.900 millones de inversión y once empresas de toda Europa, entre ellas Enagás -5% SEPI- impulsan el desarrollo de una red de transporte de hidrógeno en el continente (European Hydrogen Backbone) de hasta 23.000 kilómetros en 2040, reconvirtiendo parte de los gasoductos existentes.
Las empresas que impulsan la gran reconversión de los gasoductos en autopistas del hidrógeno pertenecen a nueve países europeos. Son Enagás, Energinet, Fluxys Belgium, Gasunie, GRTgaz, NET4GAS, OGE, ONTRAS, Teréga, Snam and Swedegas. Al menos cuatro de ellas -la española Enagás, la belga Fluxys, la francesa GRTgaz y la italiana Snam- están en el punto de mira de la Red Europea de Observatorios de Corporaciones (ENCO por sus siglas en inglés) que las acusa de elaborar planes para extender infraestructuras gasistas innecesarias en Europa, con inversiones estimadas que superan los 50.000 millones. Es la guerra de los gasoductos.
En España, los planes para transportar hidrógeno apuntan a tres proyectos de importancia: la conexión con tubos entre Gijón (Asturias) y Bilbao (País Vasco), un gasoducto entre A Coruña y el centro delpaís y el enlace de la zona norte con el Mediterráneo con Zaragoza como punto neurálgico. Unos planes que darían vida a instalaciones como la regasificadora de El Musel (Gijón), hoy paralizada. Las fuentes consultadas en Enagás explica que son planes que están en una fase incipiente y, en el caso de los que afectan a la red europea, forman parte de la iniciativa que reclamó la UE a las empresas de redes para proyectar el horizonte energético a 2020 y 2040.