Darse un paseo por Manzanal de Arriba supone aterrizar en otro mundo. No es que este pueblo, situado en la comarca de La Carballeda (Zamora), sea ajeno a los graves problemas que ha traído consigo la pandemia - la crisis económica o la despoblación- pero sí aparenta ser un remanso de paz: de paz 'eléctrica'. Aquí, la luz, lejos de ser un problema, comienza a ser un bien asequible y seguro para sus 358 habitantes.
Como si de una irreductible aldea gala se tratara, este pueblo situado en plena sierra de la Culebra, a apenas un puñado de kilómetros de la frontera con Portugal, se ha unido a la iniciativa de la Agrupación Europea de Cooperación Transfronteriza (AECT) Duero-Douro que busca fomentar la "independencia energética" a través de la instalación de paneles solares en edificios públicos. El sistema permite ofrecer precios muy bajos, en algunos casos a coste cero, en especial cuando la factura de la electricidad para el resto de los mortales casi triplica a la que pagan los manzalinos adheridos a la iniciativa.
El efecto lógico de un precio de la electricidad bajo es el aumento del consumo, por lo que aquí no se vive pendiente de la hora a la que se debe poner la lavadora o esperar a las diez de la noche para cenar. Por el contrario, la vida en Manzanal de Arriba no entiende de horas valle o punta, permitiendo que la normalidad de una comunidad no se vea alterada por la dictadura del contador eléctrico.