En los últimos meses estamos siendo testigos de como el precio del MWh ha pasado de ser un dato irrelevante para el gran público, a ser como en su momento la prima de riesgo, motivo de conversación diaria. Algo a lo que podemos añadir los derechos de emisión de CO2. Dos elementos que han impulsado el coste energético de Europa, impulsado por factores como el encarecimiento del gas, que amenaza con empeorar la situación.
Un problema que sufre buena parte de Europa, aunque con diferencias debido al formato y funcionamiento de cada sistema. En España, el precio para la mayor parte de los clientes, acogidos a la tarifa regulada (PVPC) depende del mercado mayorista, por eso nos afecta tanto y está de plena actualidad el precio del MWh. En otros lugares, como Portugal o Francia, las compañías fijan las tarifas del mercado una o dos veces al año. Esto supone que no sufren tantos cambios, pero no mucho menos que no estén viviendo también un incremento importante del coste de la electricidad.
Las razones de este incremento de costes podemos encontrar factores como el encarecimiento del gas en los mercados internacionales, provocado por factores como la compra de los mercados asiáticos, que están ‘lanzándose’ al mercado ofreciendo precios muy altos para acaparar una mayor parte de la producción física de esta materia prima. Esto está marcando una tendencia muy preocupante que empuja los costes del gas hasta los 70 euros/MWh, cifra que podemos comparar con los 14 euros el MWh que marcaba hace apenas un año. También se han sumado a la fiesta los derechos de emisión de CO2, que duplican el precio de mediados de 2020.
La situación como vemos puede ir a peor según aumente la demanda de Asia de gas, y mercados como Rusia prefieran mandar su producción a esos lugares en vez de Europa, lo que de nuevo será un efecto negativo y una espiral de la que nadie sabe hacía donde iremos.
Es por eso que la apuesta por las renovables es urgente. Como ejemplo dos proyectos de la eléctrica española Iberdrola, que ponen sobre la mesa el potencial que tenemos el España y Portugal para convertirnos en autosuficientes, e incluso potencias exportadoras. (+)