Según el último informe de los científicos del IPCC el cambio climático sigue expandiéndose e intensificándose de forma rápida por todo el mundo, lo que nos ha llevado a una situación de «código rojo»… que todos los países están ignorando, en especial los más desarrollados que son los que generan un mayor volumen de emisiones contaminantes. Es como el elefante en la habitación, el problema que todo el mundo sabe que está ahí pero del que nadie quiere hablar o, ni siquiera, mirar:
Ninguna de las principales economías del mundo -incluido todo el G20- tiene un plan climático que cumpla con sus obligaciones en virtud del Acuerdo de París de 2015 a pesar de la advertencia de los científicos de que es necesario reducir drásticamente las emisiones de gases de efecto invernadero inmediatamente. Climate Action Tracker analizó las políticas de 36 países, así como las de la Unión Europea de 27 naciones, y descubrió que todas las principales economías no están siguiendo ningún plan para mantener el calentamiento global a 1,5 grados Celsius por encima de los niveles preindustriales. Estos países suman el 80% de las emisiones mundiales. [Fuente: Climate Action Tracker + CNN; Traducción: DeepL.]
Como sabiamente apunta la activista Greta Thundberg –probablemente una de las personas mejor asesoradas del mundo en estas cuestiones en estos momentos– que los países no se dignen a tener planes hacer ver cómo pasan por alto tanto los problemas de gran parte de las emisiones ya existentes como los problemas de equidad. (+)
Cruz Roja insta a los líderes mundiales a reducir de inmediato las emisiones y abordar los impactos del cambio climático
Desde el comienzo de la pandemia de coronavirus, los desastres climatológicos han afectado a cerca de 139,2 millones de personas y han matado a otras 17.242 en el mundo, según un nuevo informe publicado hoy por la Federación Internacional de la Cruz Roja (IFRC) y Media Luna Roja, en el que analizan los impactos compuestos de los fenómenos meteorológicos extremos y de la Covid-19 y ponen de relieve la necesidad de abordar ambas crisis –la sanitaria y la climatológica– de forma simultánea.