Cerca de fines de 2020, mientras la pandemia de covid-19 continuaba, algunos científicos del clima y expertos en energía hicieron una predicción. Estimaron que las emisiones de los combustibles fósiles, que acababan de caer en picado gracias a la pandemia mundial, nunca volverían a alcanzar las alturas de 2019. Tal vez, especularon, después de más de un siglo de flujo cada vez mayor de dióxido de carbono a la atmósfera, el mundo finalmente había alcanzó las emisiones “máximas”.
Ellos estaban equivocados.
Según un informe publicado el mes pasado por Global Carbon Project, se espera que las emisiones de carbono de los combustibles fósiles en 2022 alcancen las 37.500 millones de toneladas de dióxido de carbono, las más altas jamás registradas. Eso significa que, a pesar de las continuas consecuencias de la pandemia de coronavirus, que provocó que las emisiones cayeran más del 5 por ciento en 2020, las emisiones de CO2 han regresado y son más fuertes que nunca. (+)