Uno de los conceptos sobre productividad que ha disparado sus adeptos en los últimos años es el del 'segundo cerebro', a menudo referido directamente a él por su nombre en inglés, 'second brain', incluso entre hablantes de otras lenguas.
Su base no es nueva, ya que se refiere a la necesidad de archivar y clasificar todo el conocimiento acumulado, en este caso, por una persona. Es una práctica que se remonta tan atrás como queramos llegar, solo que en la era digital, ese conocimiento se dispara por la cantidad de fuentes a las que estamos expuestos. Libros, newsletters, tweets, vídeos, anotaciones personales, artículos online, podcasts... No es que sepamos mucho más que antaño, sino que estamos expuestos al contenido de forma ubicua y permanente.
Esa cantidad de información, a menudo difícil de gestionar y, por tanto, susceptible de olvidar, o simplemente de no poder localizarla para cuando queremos volver a ella, es lo que ha motivado el concepto del 'segundo cerebro'.
Forte desarrolla el concepto del 'segundo cerebro' en torno a la creación de un sistema personalizado de gestión de información y conocimiento, que actúa como un almacén externo del cerebro humano. En él se recopilan y organizan las ideas, información y conocimientos. También se suele referir a esta idea de forma más amplia como un PKM (Personal Knowledge Management, 'Gestión del Conocimiento Personal').
Sus componentes clave se resumen en las siglas CODE (Capture, Organize, Distill, and
Express; 'Capturar, Organizar, Destilar, Expresar').
Capturar: recopilar la información de libros, artículos, podcasts, anotaciones en reuniones, pensamientos personales, vídeos, conversaciones, tuits, etc.
Organizar: clasificar y estructurar esa información en un formato accesible y que siga una lógica.
Destilar: extraer lo más relevante para nuestro contexto y nuestras metas, por ejemplo con un resumen progresivo: poner en negrita lo más destacable, luego destacar en amarillo lo verdaderamente esencial y finalmente escribir con nuestras palabras qué es lo más importante de esa información para nosotros y por qué.
Expresar: convertir toda esa información acumulada en la fuente que nos inspirará y respaldará para nuestras propias creaciones. Texto, música, vídeos, conferencias, código... Lo que sea en que consista nuestra actividad.
Este sistema está pensado para facilitar la gestión de la información, pero en última instancia sirve para potenciar la creatividad y el aprendizaje continuo.
Eso último es la clave: no se trata de un sistema pensado para echar el rato, como un pasatiempos elegante, organizando nuestro historial de conocimiento. La idea es que eso redunde en una creatividad mayor, que beba de muchas fuentes a la vez y que sepa quedarse con lo esencial de cada una de ellas.