La inflación (los precios de la cesta de la compra han crecido enormemente en los últimos doce meses; véase el caso emblemático del aceite) y la subida de los tipos de interés (que ha encarecido para empezar las hipotecas) han ralentizado el crecimiento del autoconsumo en España, que podría haberse quedado en 2023 en torno a los 1.700 megavatios de nueva potencia, tal y como adelanta hoy un medio nacional, que cita datos "oficiales" de la Unión Española Fotovoltaica. En 2022, el sector instaló entre 2.507 (dato UNEF) y 2.649 (dato APPA) megavatios en autoconsumos. O sea, que los 1.700 megas del año pasado supondrían una caída que rondaría el 30%.
¿Qué ha ocurrido en el 23? Pues que las tornas han cambiado radicalmente. Los tipos de interés no han hecho otra cosa que crecer hasta el pasado mes de septiembre (ahora mismo están en el 4,5%) y la inflación tampoco deja respirar a las economías familiares (el ejemplo del aceite de oliva, que ha subido en el último año en torno a un 60%, es emblemático).
Varios melones se abren ahí. El precio de la electricidad ha seguido siendo elevado en 2023, pero mucho menos que en 2022, por lo que la sensación de urgencia (vamos a montar un autoconsumo para ahorrarnos unos dineros y vamos a hacerlo ya) se ha desvaído (más aún si los tipos de interés y la inflación desaniman).
También se ha recortado el ahorro, que ahora es considerablemente menor precisamente por ese motivo: el precio de la luz ha bajado. Así que las amortizaciones son algo más largas.
Así, si ayer titulamos, de la mano de los informes de APPA, Un autoconsumo solar de 3 kilovatios ahorra en la factura de la luz 1.000 euros en un año, hoy no es posible hacerlo, porque la luz que ahora nos ahorra nuestro autoconsumo es menos cara que ayer: el precio medio del megavatio hora en el mercado mayorista diario español en 2022 superó los 167 euros, mientras que en 2023 ha quedado en 87 euros, o sea, que nos vamos a seguir ahorrando megavatios hora, pero que esos megavatios hora cuestan menos.