Estamos en un momento dulce tecnológicamente hablando, donde la mejora de prestaciones viene sostenida con precios decrecientes, mejorado el LCoS de los sistemas de almacenamiento basados en baterías.
En el otro lado del sector, desarrolladores, empresas energéticas y ayuntamientos progresan en el desarrollo de proyectos de almacenamiento de energía por todo España. En ocasiones con más incertidumbres que certezas, acusando la falta de experiencia y conocimiento que sí se tiene hoy en día en fotovoltaica, pero no aún en sistemas de baterías, aunque en definitiva con muchas ganas y paso firme.
Podríamos afirmar, por lo tanto, que el sector, entendido como toda la cadena de valor del almacenamiento de energía, está haciendo los deberes.
Si cruzamos esta circunstancia con la realidad actual del mercado energético donde:
1. Los precios se encuentran pegados al cero desde hace varias semanas y difícilmente se despegan hacia valores positivos, habiendo llegado a marcar por primera vez en España precios negativos;
2. De manera sistemática, Red Eléctrica de España está llamando a cortar renovables por la sobregeneración frente a la baja demanda del sistema que parece haberse quedado estancada en tiempos de pandemia, ¡Bienvenido Mr. Curtailment!.
Y esta situación no parece ir a resolverse en el corto plazo, dado que atraer a la demanda en forma de nueva industria lleva su tiempo; y
3. Siguen en marcha decenas de gigawatios renovables en proceso de alcanzar RtB y empezar a ser construidos, sin olvidarnos de la lista de espera en forma de proyectos esperando a los concursos de capacidad; el pronóstico, por lo tanto, no es el mejor posible.
Por ello, se hace más necesario que nunca la definición de un marco retributivo claro y eficaz que fomente la entrada de almacenamiento de energía al sistema y permita principalmente dos cosas: por un lado, una base de retribución suficiente a las renovables y el almacenamiento de energía de tal forma que siga existiendo una señal de precio inequívoca para que la inversión privada continúe financiando la transición energética, y no morir en el intento; y por el otro, una vez conseguido (España) entrar en la lista de los sistemas energéticos con mayor cobertura renovable, no nos pasemos de frenada y acabemos en la lista de sistemas energéticos con mayores vertidos renovables.