El ministro de Industria, Energía y Turismo, el canario José Manuel Soria, anunció el viernes pasado la aprobación del real decreto (RD) de autoconsumo. Soria asegura que el impuesto al sol que acaba de aprobar el Ministerio debe ser efectivamente impuesto por solidaridad con los consumidores que no pueden costearse una instalación de autoconsumo.
1. Competencia que abarata
La Comisión Nacional de la Competencia (CNC) publicó en septiembre de 2013 un informe (IPN 103/2013) en el que ya apuntaba (página 15) que el autoconsumo “no es sino una fuente de presión competitiva para el resto de suministros convencionales, que contribuye a mejorar la competencia efectiva en este sector”.
2. Frente a las pérdidas… ganancias
El autoconsumo sirve para que el autoconsumidor ahorre (electricidad, ergo dinero), y sirve asimismo para que el sistema todo gane. Según la Comisión Nacional de Energía (antecesora de la actual Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia), al autoconsumir estamos ahorrándole pérdidas al sistema
3. Competitividad
En España, dos de cada tres empleados trabajan en una pyme. Pues bien, según la oficina de estadísticas de la UE –Eurostat-, en nuestro país el incremento del precio de la electricidad para las pymes del sector industrial que consumen menos de 20 megavatios hora al año, es decir, las más pequeñas, ha sido sencillamente brutal – más de un 30%.
4. Más empleo
Todos los estudios que han ido apareciendo a lo largo de los últimos cuatro años coinciden en señalar que el autoconsumo está llamado a convertirse en uno de los grandes yacimientos de empleo del sector energético.
5. Independencia y conciencia
El 70% de la energía que usa España procede de allende las fronteras (el grado de dependencia energética de nuestro país está casi 20 puntos por encima de la media UE). Todos los años enviamos miles de millones de euros (más de 45.000) a naciones como Argelia, Catar o Nigeria.
6. Medio ambiente
Sustituir kilovatios de carbón o gas (o sea, emisores de CO2) por kilovatios de viento, agua o solares es, sin duda, la vía más rápida para que España cumpla con los compromisos internacionales y evite así enfrentarse a las correspondientes sanciones. El autoconsumo se perfila, además, como la solución más barata, pues no necesitaría de subvención o ayuda alguna.