La Fundación Europea para el Clima, ha publicado un informe donde se pone sobre la mesa que las estimaciones de reducción de emisiones contaminantes que se le otorga al coche eléctrico han sido minimizadas respecto a su verdadero potencial.
Según los datos recogidos en 2017, un coche eléctrico de tamaño medio puede reducir el total de emisiones, desde su producción hasta su llegada al desguace, a la mitad respecto a un coche convencional de similares características.
Los datos del informe indican que un eléctrico en su vida útil, incluyendo su fabricación, puede llegar a producir 15 toneladas de CO2. Un 40% de los cuales sólo se las lleva la batería. Por su parte un coche diésel o gasolina llega a las 32 toneladas. Una diferencia que además se amplía según avanza el proceso de reducción de emisiones de la producción eléctrica, cada vez más volcada con las energías renovables.
Esta diferencia se reduce al comparar coches de mayor tamaño. En esos segmentos con los datos del 2017 la ganancia se queda en un 25%. Pero al igual que el anterior la evolución es irremediablemente positiva para los eléctricos, que incluso en segmentos más elevados alcanzarán una reducción de emisiones respecto a los actuales del 50% para 2030.
En el informe también se hace mención a los constantes estudios negativos que intentan empañar la imagen del coche eléctrico. Estudios principalmente financiados por la industria del petróleo, y que minimizan el verdadero impacto que tendrá la electrificación del transporte a nivel de emisiones, pero también económico.