Cuando se cumplen los primeros 100 días del gobierno de Pedro Sánchez, Greenpeace hace balance: a pesar de los gestos positivos, las medidas que el presidente ha tomado en materia de protección del medio ambiente en este período han sido pocas y no están a la altura de la amenaza del cambio climático. Es necesario acometer acciones concretas y contundentes antes de que finalice el año.
Greenpeace valoró positivamente el cambio en la posición española en las negociaciones europeas del Paquete de Invierno a los pocos días de formarse gobierno, pero tres meses después aún no se ha abolido el impuesto al sol y no hay un calendario ni hoja de ruta para desbloquear el autoconsumo y en especial el colectivo. Otros pasos positivos han sido la decisión del Gobierno de paralizar el permiso de construcción del Almacén para Residuos Nucleares (ATC) proyectado en Villar de Cañas (Cuenca) o la paralización anunciada esta semana de la venta de 400 bombas de precisión a Arabia Saudí que fue autorizada en 2015.
La ausencia más destacada en estos primeros 100 días es el borrador de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética con objetivos de reducción de emisiones que permitan a España cumplir con el Acuerdo de París. Tampoco se ha avanzado en un Plan de Energía y Clima que incluya fechas de cierre carbón y nuclear antes de 2025 y objetivos de renovables que aseguren que el sistema energético español sea 100% renovable antes de 2050.
En estos 100 días se ha hablado mucho pero no se ha tomado ninguna decisión efectiva sobre la reducción de la demanda de petróleo para el transporte y la mejora de la calidad del aire en las ciudades, que debería empezar con el fin de los privilegios fiscales para el diésel tal y como ha anunciado Pedro Sánchez y determinar un calendario para el fin del uso de combustibles fósiles en automoción.