El sector eléctrico español ha logrado, gracias al alambicado sistema normativo por el que se rige, un costoso (para el consumidor) y disparatado escenario en el que la luz llega a resultar más cara cuanto menor es el consumo, en el que el cliente de un servicio público privatizado acaba asumiendo de manera encubierta costes de producción de un sector cuyos beneficios aumentan año tras año y en el que, como consecuencia de las trabas a las renovables y el autoconsumo y de la dependencia del petróleo, los precios se disparan hasta alcanzar récords como el de este miércoles sin que haya ningún pico de demanda.
Estas son las principales claves para entender por qué no dejan de crecer el recibo de la luz y el precio de la electricidad, que entre las diez y las once de este miércoles habrá superado para los hogares los 80 euros por megawatio.hora...
... Greenpeace sostiene que se trata de distintos componentes de la producción de las eléctricas que acaban cargados en el recibo mensual al incorporarlos las compañías al precio de venta, como una parte de la gestión de los residuos nucleares o los derechos de emisión de CO2, cuya cotización se ha triplicado en lo que va de año al pasar de siete a 21 euros por tonelada. A estos se les suman otros como los llamados ‘pagos por capacidad’, una especie de subvención estatal a las compañías, que ha supuesto 18.000 millones en veinte años, para que tengan disponibles sus centrales térmicas, que son, precisamente, las que más gases de efecto invernadero emiten.
“Eso comienza a hablarnos del coste real de las tecnologías que utilizan combustibles fósiles, que hasta ahora estaban ocultos”, explica Pizzinato, para quien el sistema eléctrico español “sigue anclado en esas fuentes de energía”. “La factura no dejará de crecer mientras no nos deshagamos de los costes encubiertos y sigamos dependiendo de los combustibles. Tenemos que aportar luz a cómo se genera esa factura”, añade.
La organización ecologista estima que el 72,3% de la energía consumida en España en 2016 había sido generada a partir de carbón, gas, petróleo o uranio, mientras el autoconsumo podría llegar a cubrir el 45% de la demanda. (Ver más >)