Ocho años después de la Laudato Siì, se publicó hoy la exhortación apostólica del Papa Francisco, en la que recrimina la falta de valentía a la hora de afrontar un problema que pesa principalmente sobre los hombros de los pobres. Denuncia también el "paradigma tecnocrático", cada vez más peligroso, y un multilateralismo vacío, paralizado por los intereses de los más fuertes. Llamamiento a la COP 28 de Dubái: adoptar decisiones eficientes, vinculantes y fácilmente verificables.
Son pedidos eminentemente políticos, porque el cambio "no puede venir sólo de esfuerzos individuales sino ante todo de las grandes decisiones de la política nacional e internacional". Pero “no hay cambios duraderos sin cambios culturales” (n.70). Por eso también llama a los creyentes a redescubrir que "la fe auténtica no sólo da fuerzas al corazón humano, sino que transforma la vida entera, transfigura los propios objetivos, ilumina la relación con los demás y los lazos con todo lo creado" (n. 61). Repasando la visión judeocristiana de la relación entre Dios y la creación, llama a un "antropocentrismo situado": "Pongamos fin a la idea de un ser humano autónomo, todopoderoso, ilimitado, y nos repensemos a nosotros mismos para entendernos de una manera más humilde y más rica” (n.68).