El Ejecutivo amenazó en octubre del año pasado -vía Real Decreto de Autoconsumo- con cobrarle a todos los autoconsumidores un impuesto al sol. El objetivo de aquel Gobierno hoy en funciones no era otro, probablemente, que disuadir a aquellos que estaban pensando en dar el paso hacia el autoconsumo.
Pues bien, aunque muchos han sido los disuadidos -el sector sigue funcionando a una velocidad de crucero mucho menor a la que podría estar disfrutando- en los últimos cinco meses se han inscrito en el registro del Ministerio de Industria diez megavatios de autoconsumo. Por supuesto, ninguno paga impuesto alguno.
En fin, que el terrorismo regulatorio parece causar cada vez menos mella en la sociedad civil, que sigue poniendo en marcha instalaciones de autoconsumo confiada en que ningún gobierno futuro mantendrá un impuesto que todos los partidos (menos el PP) se han comprometido a derogar, un impuesto que nadie quiere, nadie cobra y nadie paga a día de hoy en España.