Altos ejecutivos han anunciado que se van a la filial verde. Y es que alrededor del 60% de las ganancias de Innogy provienen de los negocios regulados, lo que significa rendimientos estables y predecibles. Esos activos renovables y el negocio de la distribución aún generan dinero en efectivo en un sistema eléctrico que va camino a la descarbonización y a la descentralización, y que deja envejecer a las centrales eléctricas de lignito de RWE.
Según Bloomberg, los inversores, además, están preocupados por las consecuencias en los dividendos o en los beneficios de las cuentas anuales una vez descontados los posibles costes de almacenamiento de los residuos radiactivos cuando cierren las últimas centrales nucleares del país dentro de unos años, en el 2022. Y no son sospechas sin fundamento, el año pasado RWE no entregó dividendo y no ha acordado una nueva política para éste.