Kingsmill Bond, de Carbon Tracker, afirma que la transición a las energías renovables es inevitable por razones económicas.
Una nueva investigación de la Universidad de Oxford sugiere que, incluso sin apoyo gubernamental, cuatro tecnologías -la solar fotovoltaica, la eólica, el almacenamiento en baterías y los electrolizadores para convertir la electricidad en hidrógeno- están a punto de ser tan baratas que se harán cargo de toda la producción energética mundial.
Parece que las buenas noticias son difíciles de encontrar en estos días, con la última gran oportunidad de abordar el cambio climático en las manos volubles y mal informadas de muchos políticos. Kingsmill Bond, de Carbon Tracker ha llegado a la conclusión de que el cambio hacia las energías limpias es imparable y que será la fuerza dominante que configure los mercados financieros y la geopolítica en el siglo XXI.
Sostiene que estamos en la primera línea de una ola de cambio masiva y precipitada que rivaliza con la Revolución Industrial, y que se desarrollará aunque el apoyo político sea débil y errático, basándose exclusivamente en los puntos fuertes de la economía y la innovación.
Afirma que no hay límites fundamentales para la difusión de la energía de carbono cero. Hay energía renovable más que suficiente, accesible con la tecnología actual, para abastecer las necesidades energéticas del mundo.
En realidad, esto es una especie de debate académico porque ya se está consiguiendo que la energía solar fotovoltaica se produzca entre 10 y 20 dólares por megavatio-hora en ciertos lugares favorecidos, así que, de hecho, ya es increíblemente barata.
Pero la cuestión es que esta fuente de energía barata va a ser más barata y más grande y se va a extender por todo el mundo. Y cuando sea seguida por estas otras tecnologías que también están en curvas de aprendizaje, nos proporcionará la energía que necesitamos a un coste mucho menor.