"A día de hoy, quien tiene un tejado tiene un tesoro". Así de claro lo tiene Patricio Fernández, seis meses después de instalar en su casa unifamiliar de Torrejón de Ardoz siete placas solares. Como él, Daniel Bautista, que en julio del año pasado, y después de "un año tremendo" con una "subida impresionante de los precios de la luz y el gas", puso nueve placas en su chalet de Loeches.
En los dos casos, aseguran que el balance es muy positivo, con soluciones efectivas que han contribuido a que la factura de la energía les dé un respiro en un momento en el que todo lo demás es mucho más caro de lo que solía ser. Hasta llegar aquí, eso sí, han tenido que hacer una inversión de varios miles de euros -de entre 5.000 y 7.000 euros- sin que en el caso del pellet haya ayudas públicas a las que acogerse, al menos en la Comunidad de Madrid. Para las placas solares, ayuntamientos como Torrejón de Ardoz y Loeches hacen un descuento en el IBI, un poco incierto en el caso de Patricio. También pueden beneficiarse de ayudas de la UE, pero para las que aseguran que "hay cola" y que no se sabe muy bien si llegarán.
Daniel Bautista llevaba años pensando en ponerse placas solares en casa y su familia se convenció totalmente con el alza desmesurada de los precios que empezó el año pasado. La inversión no llegó a 7.000 euros para poner nueve módulos capaces de generar cuatro kilovatios de electricidad, una cantidad que se adecuaba al consumo de los cuatro miembros de su familia y les permitía optar a ayudas europeas. De momento, solo ha recibido dos cartas del Ayuntamiento de Loeches que le informaba de que le iban a reducir el IBI durante tres años y luego de que no. Está "pendiente" de la ayuda europea, que calcula que podría ser de unos 2.000 euros. Lo que ya ha empezado a notar es el efecto sobre la factura.
"La realidad es que pagamos una media de en torno a los 30 euros mensuales y antes estábamos pagando entre 100 y 110", afirma Daniel.
"Claro que se nota. Hoy que hace sol, la totalidad del consumo, la nevera, los electrodomésticos enchufados, están autoconsumiendo electricidad". Así explica Patricio la rutina que desde septiembre del año pasado se ha implantado en su casa. Fue la decisión después de que el final del contrato con la comercializadora con la que pagaba 80 o 90 euros al mes hiciera dispararse el gasto, hasta los 130 euros. "En diciembre he pagado 48", dice para ilustrar el cambio evidente por unirse al autoconsumo.
Sus siete placas -por una potencia de 3,1 kilovatios- requirieron una inversión de unos 6.000 euros que espera compensar con la subvención europea, cuando llegue. "Me dicen que hay que ponerse en cola y en algún momento llegarán", dice.
Los hogares de Patricio y Daniel forman parte del 5% de casas unifamiliares que ya tiene autoconsumo, según datos de la Unión Fotovoltaica, que certifica cifras récord en la instalación de placas a partir de 2021 y especialmente el año pasado. Ninguno de los dos tenía grandes conocimientos de ello antes de poner los módulos en los tejados y con la ayuda de los instaladores han ido aprendiendo la mejor manera de sacar el máximo provecho de la electricidad que se generan encima de sus cabezas. Para ello, es imprescindible la aplicación para móvil que les mantiene al corriente en todo momento de la electricidad que están generando y la que se está consumiendo, así como el excedente que están vertiendo a la red. Un 'juguetito' que engancha un poco, reconoce Patricio. "Al principio sí, la miras muy a menudo. Sí, por ejemplo, vas a poner una lavadora y un lavavajillas a la vez, miras la energía disponible para ver qué poner antes", afirma. "Vives un poco pendiente de la aplicación", reconoce Daniel.
La rebaja que las placas solares opera en sus facturas no se debe solo al consumo que cubren con el autoconsumo, con la electricidad que generan sus placas cuando hay sol o luz solar. También a que vierten a la red eléctrica la parte de los kilovatios que generan y que no consumen en el momento. Por ello reciben una compensación económica que también sirve para restar euros en la factura, aunque la comercializadora les paga el kilovatio que ellos venden más barato que el que ellos pagan cuando lo necesitan.
A fuerza de "ensayo y error", quienes se adentran en el autoconsumo van a sabiendo también que las baterías físicas para almacenar la electricidad que produce el sol son todavía muy caras, pero que algunas compañías ofrecen "baterías virtuales", una especie de trueque entre el exceso de electricidad que generan a las horas de sol y el que necesitan de noche. (+)