11 oct 2019

El FMI exige una acción concertada global y urgente para combatir la catástrofe climática

El Fondo Monetario ha tomado conciencia de los costes exponenciales de no actuar contra la catástrofe climática. En su Fiscal Monitor, informe que antecede a sus cumbres semestrales, reclama una estrategia global para incentivar la economía verde. Con programas de estímulo a estos proyectos que involucren a empresas y a la sociedad civil, en proyectos de energías limpias como acicates para sortear la “ralentización sincronizada” de la economía mundial.



El total de carburantes sólidos recibieron ayudas estatales por valor de 5,2 billones de dólares en 2017, de los que el petróleo y el carbón contabilizan el 85% de esos recursos públicos, según datos de este ejercicio.
Desde la esfera privada, firmas de consultoría estiman que el sobrepeso inversor para declarar la batalla al cambio climático debería incrementarse en 1 billón de dólares al año, -el PIB de Indonesia- aunque la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo,  lo eleve hasta los 2,5 billones de dólares anuales, casi el tamaño de la economía de Italia. Cota que, en opinión de esta agencia de la ONU juzga “una utopía” con las actuales líneas de financiación oficiales.

A los gobiernos, les pide que eleven los impuestos al carbón y los carburantes fósiles, “la receta individual más poderosa y la herramienta más eficiente para reducir las emisiones de CO2 de una economía”, dice el informe, y “una contribución decidida” al descenso de la polución en las grandes ciudades. También recomienda a las autoridades el empleo de los utensilios fiscales y de las iniciativas legislativas para que empresas y hogares elijan sus opciones de consumo de sus fuentes de energía limpias, “a través de un rango de suministro” energético ecológico y fórmulas para “conservar sus acumulaciones de este tipo de energías y sus necesidades de ahorro”.

La directora gerente, en el preludio de la inauguración de la cumbre, en su primer discurso oficial como máxima responsable del FMI, apeló en un triple argumentario dialéctico para afrontar este reto. Kristalina Georgieva dijo que la mejor arma de los gobiernos para resguardarse de la brusca “ralentización sincronizada” de la economía es impulsar programas de estímulo fiscal dirigidos a la “transición energética” y aprovechar, así, la fase de “bajos tipos de interés” que les otorgan “más dinero destinado al gasto”, aunque sea una medida sólo propicia para las economías con “cargas de deuda gestionables”. A su juicio, en el combate contra la emergencia climática -al igual que en otros frentes, como la regulación financiera, el restablecimiento del libre comercio con bajos aranceles o las monedas digitales, “demanda acciones concertadas internacionales”. En la crisis climática -aseguró- “ninguna nación es inmune y cada una de ellas debe asumir su responsabilidad”.