El mercado fotovoltaico chino experimentó un increíble ciclo de aceleración. El objetivo oficial de China para este año asciende a unos considerables 18,1 gigavatios, un 80% más que la capacidad instalada en 2014. Solo en el primer semestre de este año ya se habían instalado en China cerca de 20 gigavatios y los pronósticos indican que 2016 podría concluir con entre 25 y 30 gigavatios de nueva capacidad solar instalada.
Cualquiera que piense que el aumento sin precedentes de la capacidad solar de China pudiera relajarse a corto plazo, debería replanteárselo de nuevo, porque en lugar de disminuir, el país planea acelerar el desarrollo de energía fotovoltaica. La Administración Nacional de Energía del país (NEA) ha anunciado planes para triplicar la capacidad en los próximos cinco años, con el objetivo de reducir las emisiones de carbono del país y convertirse en el líder mundial en energía limpia.
Bajo una creciente presión para reducir sus emisiones de carbono, China está tomando una actitud proactiva para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero. Y en ninguna parte esto es tan evidente como en su objetivo solar: China quiere alcanzar el objetivo de 143 GW de capacidad en 2020.
Nur Bekri, director de la NEA, anunció el pasado mes de marzo que China se propone añadir de 15 a 20 GW de energía fotovoltaica cada año hasta 2020, lo que sería más que triplicar su capacidad actual.
Para ayudar a hacer realidad esta ambiciosa expansión, el país va a invertir 368.000 millones de dólares en las redes de ultra-alta tensión, las redes inteligentes y las redes de distribución en el mismo período de tiempo, lo que debería ayudar a hacer la transición energética a las energías renovables más suave.