El próximo 30 de noviembre se presentarán los ocho bloques energéticos, entre los que se encuentra la nueva Directiva europea de renovables. La presentarán bajo el objetivo de suministrar “energía limpia para todos”, pero esta última pata de la legislación europea sobre energía no es tan limpia como dice porque pretende destinar subvenciones para nueva capacidad de carbón y socavar el acceso de las energías renovables al mercado, eliminando la prioridad de despacho.
Aún así, no se olvida del consumidor. La Unión Europea sigue considerándole como el corazón del mercado de la energía, y por tanto, apostará porque el ciudadano de a pie sea auto-productor de su propia electricidad. Según Bruselas, se les va a permitir a los consumidores que autoconsuman sin restricciones indebidas, siendo remunerados por la electricidad que viertan a la red, es decir, es favorable al balance neto, y además, va a establecer nuevas disposiciones sobre las comunidades de energía para darles la posibilidad de participar en el mercado.
Además las renovables deben estar cada vez más presentes en los edificios. El artículo 15 de la nueva directiva se incluye una nueva metodología de cálculo sobre el rendimiento energético de los edificios que definirá el mínimo de energía procedente de fuentes renovables en edificios nuevos y en los existentes que sean objeto de renovación.