La eólica y la hidroeléctrica son dos energías renovables que aprovechan, respectivamente, la fuerza del viento y la del agua para generar electricidad sin producir gran impacto en el medioambiente. Lo más habitual es que estas formas de generar energía se den de forma totalmente independiente: en unos lugares hay molinos de viento y en otros, turbinas accionadas por el paso del agua. Pero ahora un grupo de ingenieros alemanes ha encontrado la forma de combinarlas para hacerlas todavía más rentables y que no se desperdicie ni un posible vatio.
El proyecto que se está construyendo cerca de la localidad de Gaildorf, y anunciado recientemente por General Electric, está compuesto por cuatro enormes turbinas eólicas situadas en una colina que, a su vez, funcionan como depósitos de agua, lo que permite a las torres actuar como baterías una vez que el viento deja de soplar.
Cuando las aspas están girando movidas por el viento, se aprovecha la energía producida para bombear agua que se almacena en su base, que llega a alcanzar los treinta metros de altura dentro la estructura de estos modernos molinos. Cuando el viento se detenga y la turbina eólica no genere electricidad, el agua almacenada en su interior comenzará a fluir colina abajo para generar energía hidroeléctrica. Un embalse artificial 200 metros más abajo será el encargado de recoger de nuevo el agua que caiga, hasta que la potencia generada por las turbinas vuelva a bombearla otra vez hacia ellas.