Para hacer frente a la creciente demanda de electricidad, los países africanos tendrían que triplicar su producción de energía para el año 2030. Si bien la energía hidráulica y las plantas de combustible fósil parece la opción más favorable para unos pocos privilegiados, un nuevo estudio por parte del Laboratorio Nacional de Energía del Lawrence Berkeley (Berkeley Lab) concluyó que el viento y la energía solar puede ser económica y ambientalmente opciones competitivas y pueden contribuir significativamente a la creciente demanda.